domingo, 30 de marzo de 2008

Ollas arroceras

Fidel Castro (de comandante en jefe a columnista en jefe, como tan acertadamente lo definió Ignacio Escolar) debe guardar en algún bolsillo de su chándal la oscura razón por la cual en Cuba no estaba permitido comprar ollas arroceras y bicicletas eléctricas. Ha llegado su hermano Raúl y ha decidido que ni el perol ni la bici estática son instrumentos contrarrevolucionarios. Resulta increíble el grado de estupidez que pueden alcanzar las dictaduras.

El propio nuevo mandatario de la isla ha reconocido que estas prohibiciones eran "absurdas", por lo que ha decidido derogarlas. Los cubanos, pues, podrán tener libre acceso desde el 1 de abril a: teléfonos móviles, ordenadores personales, equipos de reproducción de vídeo, DVD, televisores en todas las medidas de pantalla, ollas arroceras, bicicletas eléctricas y alarmas para automóviles, entre otros productos realmente peligrosos.

¿Son los cubanos más libres pudiendo ya comprar ollas arroceras? He ahí la cuestión.

martes, 25 de marzo de 2008

Azcona

--"El mundo en mi infancia era una naranja achatada por los polos y si la catabas ibas al infierno. En cambio, hoy, la simple lectura del periódico te puede provocar una inflamación de las meninges".

--"Empecé a leer los periódicos a los siete u ocho años. Desde entonces nunca me ha faltado en el desayuno una guerra, y en esas guerras siempre han salido perdiendo los que no tenían ningún motivo para hacerlas".

--"Sin el humor habríamos desaparecido hace siglos. El género humano se salva de la catástrofe porque es el único animal que puede ejercer el sentido del humor".

--"Hoy en día 80 años los cumple cualquiera".

--"No tengo ninguna habilidad para pasarlo bien en las fiestas: apenas llego a una me acorrala en un rincón un señor que no me deja ni alcanzar una copa mientras me cuenta su vida. Por eso no voy".

--"Comencé escribiendo versos de adolescente porque mi primer amor me produjo una versorrea incontenible".

--"Lo primero que entendí al entrar en el cine es que no tenía que tener amor propio. Estoy al servicio del director".

--"Yo trabajo por asociación. Me dicen la edad que tiene un personaje, si ha estudiado o no y entonces me siento a escribir y dice "Coño", pero no porque yo se lo haga decir, sino porque lo dice él. Yo no pienso. Si pienso, me da vértigo".
Rafael Azcona, el más grande guionista del cine español (El pisito, El verdugo, Plácido, La escopeta nacional, La vaquilla, ¡Ay, Carmela!, El bosque animado, El año de las luces, Belle Époque, La niña de tus ojos, La lengua de las mariposas), ha fallecido a los 81 años de edad.

Descubriendo a Guevara

Acabo de descubrir a José Guevara. Dicho así parece que me he perdido decenas de años de excelente pintura ya reconocida en medio mundo. Pero no. Creo sinceramente que es una suerte. La misma que tiene el que me dice que todavía no ha leído Rayuela o Cien años de soledad, ante lo que siempre se me despierta un sentimiento incontenible de envidia por la fortuna que implica el poder descubrir cualquiera de esas dos piezas maestras de la literatura. Oí hablar por primera vez de José Guevara, artista y escritor de 82 años de edad nacido en Puebla de Guzmán, hace poco tiempo en casa de Bernardo Romero, cuando Juan Cobos Wilkins, Pilar Barroso y el fotógrafo Moi dábamos cuenta de un extraño arroz que sabía tan bien como buenas eran las cosas que entraban por mis oídos. «Ha vuelto Guevara», dijo alguien. Y comencé a conocer su increíble historia de creador excepcional, sus fundamentales descubrimientos en el mundo de la pintura, sus arriesgados montajes teatrales y su periplo vital entre aventurero y descubridor.


Efectivamente, ha vuelto Guevara a su ciudad, Huelva, a la que se vino a vivir con apenas 13 años y desde la que comenzó a abrir sus tentáculos por medio mundo. La nueva sala de exposiciones del Colegio de Arquitectos muestra hasta el 4 de abril parte de la nueva obra pictórica de este creador tan conocido en el extranjero como desconocido en su tierra. Esta paradoja es habitual en el mundo del arte, pero con Guevara el asunto es sangrante, por lo notable de su producción y por lo importante de sus descubrimientos, el más importante su técnica de pintura quemada, verdaderamente revolucionaria y con la que consigue matices increíbles. Desde que decidiera irse a Brasil en 1952, José Guevara ha llevado su obra a lugares tan lejanos como Uruguay, Irak, Siria, Estados Unidos, Holanda, El Líbano, Australia, Panamá, Islandia o Japón. Ha sido un habitual en la Bienal de Venecia desde los años 60 y es en Italia donde vive desde los 80, país en el que es venerado como Guevarino il rosso por el color de sus obras informalistas. Si tienen –digamos– la suerte de que nunca han oído hablar de él, en la calle Isaac Peral se puede dar uno de bruces con un descubrimiento asombroso. Descubrir es uno de los placeres de la vida. Y con José Guevara no hay decepción posible: si no te atrapa su obra originalísima, lo hace su travesía vital marcada por la vanguardia –ha sido también rompedor autor teatral– y la aventura siempre en la búsqueda de los mecanismos adecuados para la consecución de un arte puro.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 25 de marzo de 2008.

lunes, 17 de marzo de 2008

Mirando al dedo

Warren McCulloch (1899-1969) fue un tipo realmente interesante, un sabio en el estricto sentido del término, un humanista a la manera más clásica que dejó importantes descubrimientos en el campo de la neurología y la cibernética, pero que también hizo gala de un impresionante talento para otras cuestiones tan aparentemente alejadas de la ciencia como la poesía, la filosofía o el diseño. Me he acordado de él y de una de sus memorables frases viendo la reacción que la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Huelva, Manuela Parralo, ha tenido tras conocerse que un juzgado ha abierto diligencias previas sobre el asunto de su hija al presumir una posible infracción penal. Dijo McCulloch: «Cuando señalo, miren a donde señalo, no a mi dedo». Parralo, es obvio, se ha quedado mirando al dedo con ese extraño ensimismamiento que provoca la perplejidad ante algo no esperado. Aseguró la socialista al día siguiente de saberse lo del juzgado que iba a emprender acciones legales –faltaría más– contra todo aquel que lesionara su honor o el de su familia. «Voy a utilizar todo el peso de la ley, todo», dijo de manera solemne. Pero, ya digo, se quedó mirando al dedo y no atendió a lo que le señalaba la justicia. Si lo hubiera hecho, no habría dicho lo que dijo. Porque de lo que declaró Parralo se entiende que también va a emprender acciones legales contra la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Huelva, que es quien ha abierto diligencias y quien presume una posible infracción penal en el presunto caso de enchufismo que aquí se investiga. Quiere decirse que la portavoz socialista denunciará ante sus colegas a la magistrada autora del auto, que es la que avanza y ahonda en el asunto y la que se supone lesiona el honor de Parralo y su familia. Pero como la portavoz socialista ya ha decidido que en este asunto se quedará únicamente mirando al dedo, acabará por no hacerlo y preferirá llevar a los tribunales al que dio a conocer de manera pública el auto judicial de marras, o sea, este diario. Y así se va escribiendo la crónica de una historia en la que los malos, como siempre, somos los que damos a conocer las presuntas irregularidades y no quien las comete. En esta profesión, este axioma es ley. Algunos le llaman matar al mensajero, pero la frase se ha convertido ya en un tópico un tanto vacío de significado. Diremos mejor, con el amigo Warren McCulloch, que Parralo se ha quedado mirando al dedo. Y que cada cual saque sus propias conclusiones.


Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 18 de marzo de 2008

lunes, 10 de marzo de 2008

Valderas, como Felisberto

Felisberto Carrasco, apacible ancianote chileno con 81 años a sus espaldas, se encontró un día con la increíble sorpresa de que su familia y amigos le estaban velando. Esa vieja pesadilla de enterrar vivo a alguien casi se cumple con este buen hombre, que un día se sintió enfermo y su parentela llamó a una funeraria en lugar de avisar a un médico. En medio del velorio, con las plañideras en pleno funcionamiento, Felisberto dijo ‘aquí está el tío’, abrió los ojos y pidió un vaso de agua ante el atónito personal. No se sabe si la familia tenía ya ganas de que el viejo la palmara o si la cosa se precipitó de tal forma que en seguida se vieron todos, sin saber muy bien por qué, velando a un vivo metido en un ataúd, pero el caso es que el muerto estaba como una pera recién arrancada del árbol. A Diego Valderas llevan organizándole el entierro desde hace demasiado tiempo. De hecho, han estado a punto de enterrarle en más de una ocasión tras sonoros barquinazos. La última de ellas, el pasado domingo, día para el que ya se habían encargado todos los avíos que permitieran trasladar a mejor vida al político de Bollullos. Problemas internos, cuestionamientos públicos de su liderazgo, extrañas imposiciones y sonados desencuentros en el seno de su organización hacían presagiar un entierro seguro para el político onubense. Pero cuando más muerto parecía, como el pobre Felisberto, es cuando con más fuerza se ha levantado para comenzar otra vez a andar en plan Lázaro rojo. La noche electoral fue extremadamente dura con IU a nivel nacional, muy injusta diría yo, y no estaba la cosa ni mucho menos para celebraciones, pero Diego Valderas se llevó una intensa satisfacción personal, entre otras cosas porque se veía ya buscando irremediablemente las tablas de la cosa pública. No hubiera sido sostenible que el líder de la formación se quedara de nuevo sin escaño por su provincia en el Parlamento andaluz. Algunos en su partido le obligaron a presentarse por Huelva precisamente por eso: para que se pegara el batacazo definitivo. Que era, precisamente, lo que todo el mundo esperaba. Un tanto ingenuamente, todo sea dicho, porque al final la cosa se ha decidido por 155 votos, que son los que IU ha sacado de más en la provincia con respecto a 2004. Y el caso es que al muerto no lo han resucitado en su pueblo, donde ha bajado en más de 1.000 votos, sino en la capital, en la que ha subido en 600. A Valderas, como a Felisberto, la parentela le dio por muerto mucho antes de tiempo.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 11 de marzo de 2008.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Schuster y el nuevo periodismo

A principios de siglo se quejaba el gran Julio Camba de un hecho que en su opinión acabaría por menoscabar la libertad de los que se dedican al oficio de informar, tan castigado hoy. Por aquella época se empezó a imponer una costumbre, una norma no escrita cuya vigencia dura hasta nuestros días, a saber, que de los suicidios era mejor no informar por el posible y supuesto efecto de imitación que podría provocar en futuros candidatos a dejar de existir por propia voluntad. El socarrón de Camba tiró de ingenio para convertir este hecho en un símbolo de lo que se podría avecinar: «Al final, los que se acabarán suicidando serán los reporters, que se van a quedar sin noticias de las que escribir». Es obvio que el viejo maestro exageró para llevar el agua a un molino muy cierto y que se presentaba ya amenazante a lo lejos: la censura y –lo que es peor– la autocensura de los periodistas. El asunto de los suicidios es un símbolo, una metáfora que el viejo Camba usó para denunciar los pedazos de libertad que se iban robando a una profesión tan necesaria como ésta. Me he acordado del asunto de los suicidios al ver este fin de semana a Schuster tratar con un desprecio absoluto a los periodistas que cubrían su rueda de prensa en Huelva tras el partido contra el Recre. Su total falta de respeto hacia la prensa es otro símbolo de lo que en los últimos tiempos está ocurriendo en España en estos asuntos de la información. Ahora se imponen otras costumbres, como a principios de siglo aquella de los suicidios. Feas modas como las de los políticos que no permiten preguntas en sus ruedas de prensa. Malos usos como los de los partidos que en los mítines electorales impiden que haya otra señal de radio y televisión al margen de la que ellos mismos fabrican y proporcionan. Turbios comportamientos como los de abandonar una comparecencia pública o una entrevista porque no gustan las preguntas que hacen los periodistas. Visto el panorama, los que vivimos de esto vamos a acabar convertidos en meras correas de transmisión, cuando nuestra misión es muy otra: la de interpretar y filtrar la realidad para ofrecerla de la manera más objetiva y veraz posible, no como el político o el entrenador de turno quiera venderla. Pero para que esto cambie lo primero que tenemos que hacer los periodistas es rebelarnos. Como hicieron el sábado por la noche los informadores deportivos de Huelva. Un viejo periodista catalán decía el domingo de madrugada en la radio que la reacción de la prensa onubense le hizo rejuvenecer. Yo, que todavía llevo poco en esto, no puedo volver a mis años mozos en el oficio, pero sí sentirme orgulloso de este sano levantamiento contra tanta cortapisa al derecho del ciudadano a estar informado.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 4 de marzo de 2008

domingo, 2 de marzo de 2008

Bestiario de campaña

---Las cosas que dice Rajoy "sólo se le ocurren a un imbécil", Felipe González, ex presidente del Gobierno por el PSOE.

---"Zapatero sigue negociando con ETA", José María Aznar, ex presidente del Gobierno por el PP

---"Los niños andaluces son prácticamente analfabetos", Ana Mato, candidata del PP al Congreso de los Diputados.

---"Sabemos que los votantes socialistas indecisos nunca nos votarán. Pero sí podemos sembrar suficientes dudas sobre la economía, sobre la inmigración y sobre cuestiones nacionalistas, entonces quizás se queden en casa", Gabriel Elorriaga, secretario de Comunicación del PP.

---"Los del PP miran a Andalucía como el señorito en lo alto del caballo", Manuel Chaves, candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía por el PSOE