martes, 23 de diciembre de 2008

Muerte de un mendigo

Una de las ‘Tres Bes’ del cine español, Juan Antonio Bardem (las otras dos correspondían a Berlanga y Buñuel), dirigió en 1955 una película considerada por el régimen como «gravemente peligrosa», Muerte de un ciclista, una obra magistral salida del portentoso talento de un realizador que siempre criticó al franquismo desde dentro, que era lo difícil. Bardem, quizá el más comprometido de su generación, montó en esta cinta un ferocísimo retrato de las mezquindades de la burguesía de la época, que se movía entre las actitudes hipócritas y las falsas apariencias del tipo «siente a un pobre en su mesa». El ciclista muerto atropellado por una pareja de amantes de la alta sociedad fue una metáfora con la que el director retrató a una España plena de desigualdades. Bardem hizo del cine crítico con el régimen, construido desde dentro, su razón de ser. Tanto es así que, cuando llegó la democracia, se quedó descolocado y sus películas no volvieron a alcanzar nunca la categoría que tuvieron mientras sirvieron para denunciar la podredumbre de un régimen y una sociedad con unos valores morales –por así decirlo– más que discutibles. La virtud de los clásicos es que no pasan de moda. Ni pierden vigencia. Es lo que le ocurre a Muerte de un ciclista. Nuestra sociedad necesita, probablemente ahora más que nunca, a un Bardem que denuncie sus problemas y, sobre todo, sus miserias. Han pasado más de 50 años del estreno del filme, pero la hipocresía que gastamos –todos– en poco ha cambiado. La muerte del Hombre de las flores, un mendigo que vendía ramilletes en la calle Concepción, vuelve a enfrentarnos de súbito con nuestros problemas no resueltos. El improvisado altar que se ha levantado en el lugar en que este indigente ejercía la mendicidad me ha recordado lo extrañamente que entendemos la solidaridad, que parece que sólo ejercemos a golpe de desgracia, como si no fuera ya desgraciado el hecho terrible de vivir en la calle. El gran periodista Julio Camba –otro que se las traía– lo definió a la perfección al recordar lo que siempre suele ocurrir en estos casos: nos peleamos por pagar el entierro del desdichado, mientras hemos estado años sin reparar en si tenía un plato diario que llevarse a la boca. Al Hombre de las flores lo mató un chaval, que ha confesado el crimen, pero no sé hasta que punto no lo hemos ido matando entre todos muy lentamente. La muerte social conduce a la física. Una televisión acaba de hacer un interesante experimento: una misma persona, tirada en la calle, pero con distinto atuendo. Primero, de mendigo; luego, de traje y corbata. Los viandantes sólo se paraban en el segundo de los casos. Esta rutina del sufrimiento ajeno es el peor de los síntomas de una sociedad que nunca termina de curarse del todo.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 23 de diciembre de 2008.

8 comentarios:

ercanito dijo...

Y lo que queda por llegar. Mientras se le siga dando a la infancia la educación que está recibiendo ahora la cosa no mejorará. Algunos lo verán normal, y nunca desaparecerá el imbécil que piensa que las personas cuyo hogar no es otro que un soportal de la calle Concepción y su cama un cartón debén ser muertas o echadas de lugares transitados. Ya no se respeta ni estas fechas. ¡Qué triste!
Descanse en paz.

Anónimo dijo...

Me decía un sevillano con mucha guasa, “¿tú sabes lo peor que hay en este mundo…?, la gente, Marcos, lo que yo te diga…”. Muy bueno lo de Julio Camba, refleja lo hipócrita que podemos llegar a ser los hombres.
Felices Pascuas, querido primo. Me imagino que nos veremos por el pueblo.
Como siempre, un placer leerte.

Andrés dijo...

Qué bueno lo de "la gente", Marcos. Pues sí, nos veremos por el pueblo, que ya hay ganas de echar un rato.

Andrés, en lo de la educación está la clave. Cada vez está más devaluada, y así nos luce el pelo

Manolo Cayuela Mora dijo...

Felices Fiestas para Andrés. Un fuerte abrazo

Andrés dijo...

Igualmente Manolo, un abrazo

Juan Duque Oliva dijo...

Felices Fiestas Andrés, gran entrada

Anónimo dijo...

Ahora tods sentimos lastima por esta noticia y nos dá pena pero cuando vemos a un indigente que viene a pedirnos o a vendernos algo, nos lo intentamos quitar cuanto antes y ahí no sentimos tanta lastima.
Creo que aqui influye tanto la educación de los más jovenes, como en el ambiente en el que se han criado, las amistades con las que se han relacionado.
De ahi, ahora comprendo la preocupación de los padres por saber con quien se relacionan sus hijos, como son sus amigos, donde van, etc... cosa que cuando a nosotros nos tocó pasar por ahí siempre les deciamos que nos dejaran en paz y que eran muy pesados.
Los padres,la educación y la sociedad en general tenemos parte de culpa por todo lo que está pasando, no solo por lo del pobre mendigo sino tambien por el alto nivel de delincuencia que existe hoy en dia. Y ahora, ¿Quien pone remedio a esto?.
Saludos Andrés, felices fiestas y espero verte por Valverde en estas fiestas.

Andrés dijo...

Amigo 'Pos está bueno el golpe', tienes toda la razón, con la edad (parecemos unos viejos, pero es verdad) se entienden muchas cosas.

Un saludo, felices fiestas también para ti y para don Juan Duque